Soldadito

Saturday, January 14, 2006

Te prometo...

Te prometo que… te prometo no volver a prometer nada a nadie… ever again…

Joaquín Sabina afirma que “las mejores promesas son esas que no hay que cumplir” y nunca he entendido muy bien qué quiso decir con esto, me gusta pensar que al igual que yo… no cree en las promesas.

Prometer:
  • tr. Obligarse a realizar una determinada acción: prometo tenerlo acabado para el viernes.
  • Asegurar la certeza de lo que se dice: te prometo que ya no lo haré más.
  • Ofrecer solemnemente el cumplimiento de las obligaciones de un cargo: los diputados de este partido prometerán su cargo la próxima semana.
  • intr. Dar muestras de capacidad en alguna materia o actividad: este chico promete.
  • prnl. Mostrar esperanzas de lograr una cosa positiva: se prometían unas vacaciones muy agradables y acabaron todos en la comisaría.
  • Darse mutuamente palabra de casamiento: se prometieron nada más terminar en la universidad.
  • prometérselas muy felices loc. col. Tener gran con fianza en que algo salga bien: se las prometían muy felices cuando empezaban y ahora están en la ruina.

Fuente: http://diccionarios.elmundo.es/

Prometer algo a alguien implica de una u otra forma un compromiso, no quiero llamarlo obligación, pero algo hay de eso, y me parece un poco triste el tener que recurrir a las promesas para ganarnos la confianza de alguien o bien para no perderla. Prefiero creer en la palabra de las personas, en unos ojos sinceros, nunca me han gustado las promesas… son “garantías” a las que nos aferramos cuando hemos perdido la libertad de creer en los demás. Hoy todo se basa en contratos, ¿quieres trabajar? firma un contrato… ¿quieres luz, agua, gas? firma un contrato… y en cierta forma las promesas son contratos con los que “ganamos o exigimos algo”… cómo olvidar el famoso “¡¡PERO TÚ ME LO PROMETISTE!!” o el ejemplo que hasta el diccionario nos ofrece: “TE PROMETO QUE YA NO LO HARÉ MÁS”
Mi padre siempre me ha dicho que a las palabras el viento se las lleva, que son los actos los que determinan a una persona y creo firmemente en eso. No voy a decir que nunca he prometido nada, sí lo he hecho, pero todas esas promesas se engloban en lo arriba descrito… las típicas “patadas de ahogado” o la mejor herramienta para “pedir amablemente (exigir con glamour jejeje) el cumplimiento de eso que tanto esperas de esa otra persona”
La gente sufre tanto por las promesas rotas y se aferran a la idea de ver realizados sus sueños mediante semejante contratito… creo que el llanto que trae una promesa sin cumplir no es tanto por la misma ruptura, sino por el hecho de caer en cuenta de que uno en realidad nunca confió en ese alguien, de antemano necesitábamos algo de qué sujetarnos…El compromiso se realiza con el corazón en la mano no moviendo la lengua… cuando uno está seguro de algo no tiene que prometer nada… simplemente sucede