Hoy abrí mi cajón de los recuerdos, estaba lleno del vacío de siempre, porque siempre lo he llenado con lo que nunca he tenido. Mirándolo con amor coloqué el sueño que ayer tuve, aquel en donde nunca te tengo ni te tendré. Te desdoblas como si nunca te hubieras doblado y mi pecho se te viene encima, me lleva a ponerme de rodillas y entregarte lo que queda de lo que nunca fue. Cuando cierro mi cajón levito por mi cuarto sintiendo el vacío de haberte dado lo que no tengo y nunca tendré. Me dan ganas de llorar por tu ausencia y de mis ojos ruedan mis propios ojos, las lágrimas son sólo para aquellos que están llenos de algo que dar. Ciega de nacimiento, quise verte verme. Me pregunto ¿cómo escuchas las canciones que te dedicó una muerta cuando la que vive (aquella que llora) te las vuelve a dedicar? En las cuencas donde hubo ojos hay macetas, en una una margarita blanca, en la otra también. Cuando no se puede tener paz, se siembra en donde alguna vez hubo ojos. Besándome los codos me voy a dormir.